La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Pichón de Estadista. por Jorge Asís. |
"Noticias" muestra, en su portada, a Kirchner, a los 32 años, como dócil celebrador de los militares.
Tío Plinio querido:
Con la valentía que aquí nadie valora, ni reconoce, el semanario Noticias demuestra, en su último número, que Kirchner es, por lo menos, un impostor que sabe manipular su pasado. Un falsario selectivo. En porteño simpáticamente básico significa, tío Plinio querido, un Trucho.
El Estadista tendría que aportar explicaciones. Tal vez se trate, tan solo, de una equivocación. Contradicciones lógicas en un país maltratado por la incoherencia y la imprevisibilidad. Porque actuó, a lo mejor, impulsado por un saludable nacionalismo del que hoy, acaso, reniegue.
La fotografía es de 1982. En los albores fervorosos de la "gesta de Malvinas". Cuando ya se conocían, con detalles de refinamiento eléctrico, aquellas ceremonias, definitivamente obscenas, de las abyecciones. Horrores que el Pichón de Estadista iba a explotar, 22 años después, para "construir poder". Como si los hubiera, el irresponsable, combatido.
La fotografía lo muestra entre los cortesanos civiles del poderío procesista de la época. Detrás del general Guerrero. Cerquita del persistente Varizat. Se lo puede percibir muy cómodo al Pichón. En la estoica placidez del emotivo getoneo. Explicable, en el fondo, por una incierta visión de patriotismo que podría perdonarle, incluso, Mamá Hebe.
Conste que el Estadista no puede ampararse, como pretexto, en el paliativo impugnable de la ingrata juventud. Pero puede aceptarse que se comió, como millones, el amague movilizador de las Malvinas. Entonces era un próspero abogado. Bastante formadito. Un grandulón, tío Plinio querido, de 32 años. Conciente del colaboracionismo implícito de sus actos.
El simulacro
La deschavadora imagen de "Noticias" documenta al impetuoso representante de las “fuerzas vivas” de Río Gallegos. Con una cierta docilidad servil hacia el "estado de derecho" del Proceso Militar. Hacia aquella salida desesperada de la "Dictadura", que hoy degrada. Entregado al monólogo redituable del simulacro producido.
Con apreciables esfuerzos por colocar su rostro detrás del general Guerrero, el Pichón de Estadista fue fotografiado, cinco años después que las Madres iniciaran sus alocadas vueltas semanales, en la Plaza de Mayo.
Las Madres de decoración, a las que hoy, justamente, el Estadista homenajea. Y suele abrazarlas. Entre querubines de brillante papel picado, que complementan la pomposa escenografía. Intensificadora del divisionismo retardatario, que prefirió trasplantar. El Estadista supo transformarlas, tío Plinio querido, a las Madres y las Abuelas, en manzaneras humanitarias. Saludablemente vistosas, como frutillitas de la gran torta del simulacro.
"Cien años de truchedad"
Trátase de otra impostura febril que se instaura, con prepotencia, en la insólita Argentina condenada, con el auxilio de García Márquez, a los "cien años de truchedad". Con el complemento de la complacencia, cuestionablemente cómplice, de los grandes medios. Comandados por los profesionales del arrepentimiento tardío. Medios convertidos, dolorosamente, tío Plinio querido, en virtuales fiambrerías de la comunicación.
El simulacro vigente admite entonces la tergiversación de la biografía presidencial. Brinda la sensación de asumir una falsificación colectiva, para legitimar posteriores transformaciones revolucionarias. Innovaciones, severamente utilitarias, para escamotear el plausible objetivo de fondo.
El engrosamiento del SRA. El Sistema Recaudatorio de Acumulación. Un sistema metodológico iniciado, tío Plinio querido, en las instancias previas de aquella maldita fotografía.
De cuando el Pichón de Estadista se desempeñaba, con envidiable energía, y con fuertes convicciones embargatorias, como idóneo abogadito de la "Finsud". Un precursor, en definitiva, de la tesis fukuyamesca del “Fin de la historia”. Marca la alternativa admisible de la salvación individual. La epopeya de la construcción pasional del propio camino. Hacia el enriquecimiento.
Como Estadista debió maniobrar con las imposturas del pasado. Desmoronadas por la magnitud expresiva de una simple fotografía recuperada. Que lo condena, pero simultáneamente lo humaniza.
A pesar de los dibujos, calcados de las vidas de otros, para imponer, arbitrariamente, la retórica de la innovación. A los efectos de consolidar el triunfo de la vejez metodológica. Porque con el Estadista se asiste, tío Plinio querido, tan sólo, a la Renovación de la Permanencia.
Permanece, en la Argentina, la tendencia agreste hacia la frustración. Otra más. Como en Malvinas.
As de Cartón
La fotografía definitoria deslegitima, tío Plinio querido, al Estadista que arma, como si fuera un mecano, las piezas de su propia historia. En medio del deschave gráfico, si se obstina en los beneficios del silencio, puede quedar como aquel furtivo personaje del tango “As de Cartón”.
Sin embargo, al deslegitimarlo como un cuadro contestatario, “Noticias” deslegitima, asimismo, a la izquierda nada inocente. Que le sirve, de sostén, al simulacro. Una izquierda choripanera, compuesta por sobrevivientes que tardaron en descubrir "El fin de la Historia". Y se entregan, en adelante, a la generosidad de las ventanillas que, de pronto, se les abren. Como si se tratara de una reparación histórica. Una indemnización espiritualmente generacional.
Seres selectivamente sensibles que disfrutan de los privilegios del manzanerismo ideológico. Que prefieren pasar, explicablemente, tío Plinio querido, por las ventanillas, sin acusar recibo de la tergiversación fatal. Porque los complica.
Entonces, el progresismo de referencia, se encuentra salpicado de la misma truchedad. Como la rebeldía ficticia del Estadista que les brinda amparo. Y que supo emocionarse, explicablemente, con el repentino antiimperialismo de aquellos militares.
Sean unificados, tío Plinio querido, aquellos antiguos creyentes que participan del simulacro imperdonable. Aunque bastardean la idea de su propia revolución. Sin hacerse cargo, siquiera, del crecimiento denso del rencor. Después de todo, de agravarse la simulación de la gran mascarada, queda, para los creyentes, el camino recurrente del exilio. El exilio que aquí funciona, tío Plinio querido, como un objetivo.
Fiambrerías de la comunicación
La deslegitimación gráfica de Noticias deslegitima, infortunadamente, a las misericordiosas fiambrerías de la comunicación. Igual que el manzanerismo humanitario, los grandes medios prefieren continuar también con la fantasía. Prefieren, editorialmente, ignorar el hallazgo gráfico del semanario. Como si el documento, de repente, no existiera.
Aunque traicionen a los lectores cautivos. Por no incomodar las pautas del gobierno, lo cual es grave. O por cierta carencia de grandeza, equiparable a la mezquindad. La de no reconocer el hallazgo informativo de otra publicación.
Ni la lencería supuestamente fina de “La Nación”. Donde prefieren esmerilar al Estadista con los datos exclusivos de su agenda. Ni el "outlet", de segunda selección, de “Clarín”. Ni el quiosquito moderadamente rojo, aunque especializado en superpanchos, de “Página 12”.
Deciden, los tres diarios, hasta hoy, que sus lectores no merecen contemplar al Pichón de Estadista, en actitud numeraria. En el recorte de la figura del general Guerrero, un discípulo del general Camps.
Una suerte que aparezca la fotografía, para salvar la ropa, en la agencia cambiaria de “Ámbito Financiero”. Aunque compensada, acaso para que no se enoje el Alberto, con la reproducción de otra fotografía intrascendente. Para atenuar, inútilmente, el impacto.
Para finalizar, tío Plinio querido, JorgeAsísDigital felicita, profesionalmente, a Noticias. Por la repercusión del hallazgo periodístico, que comienza hoy. Y por el arrojo estético. Dígale entonces a tía Edelma que baje al pueblo para comprarse, aunque sea para especular, la revista. Y que la imiten sus amigas innumerables. Hasta la Otilia.
Con el tiempo, cuando el simulacro se desvanezca, tan pronto como el prestigio de los encuestadores, el ejemplar se va a cotizar. Será de colección.