La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
El cuento del tío, pero con fino humor inglés Por Ariel Torres. |
¡Ah, la magia de Internet! Todo tipo de mensajes nos abrazan cada día donde se incluyen premios de alguna lotería que no compramos, herencias que nos benefician en lejanos países o el reclamo de datos de nuestra corriente que también encubre una estafa en trámite. Un buen catálogo de estas ilusiones y peligros informáticos contados por el autor de esta nota del Diario La Nación.
Mi inusual racha de buena suerte comenzó hace mucho tiempo, cuando recibí un mail en el que un heredero radicado en algún país de África decía que me había elegido, entre muchos, para compartir conmigo su fortuna, porque, argumentaba, era ése el único camino para hacerse del dinero. Te preguntarás qué providencial giro del destino me había puesto en la mira de este benefactor allende el mar. Yo también. Sin mencionar que, excepto que el sujeto estuviera lavando dinero, no tenía ni el más remoto sentido que un proceso sucesorio exigiera regalar plata en una escala intercontinental.
Ninguna herencia. Son burdas estafas electrónicas llamadas scam, en la jerga, y las hay de muchas clases. ¿Cómo funcionan? Simple: en general, tras ganarse nuestra confianza, el pirata nos pedirá, como último paso, un dinerillo "para trámites". Ya podés imaginarte lo que ocurre a continuación. Éstas, en particular, se conocen como 419 Scam o Estafa nigeriana y es en realidad una práctica muy antigua, remontándose al siglo XVIII, por lo que existen numerosas variantes. Pariente local es nuestro célebre Cuento del tío.
En esta favorable línea de aciertos me he ganado la lotería, y no una vez, sino muchas. Unas 200, calculo. Y eso que nunca participé de ninguna. La magia de Internet, como quien dice. Pero no puedo decir, con toda sinceridad, que estos intentos de robarme dinero por correo electrónico sean por completo inútiles. Para mí constituyen una forma de humor.
Mis preferidos son los scams que usan como pretexto esas supuestas cuentas bancarias en las que alguien dejó decenas de millones de dólares abandonados. Vaya uno a saber por qué arcano mecanismo de clearing, me escriben para regalarme una porción sustancial (en general, el 40%) del saldo total de esa desertada cuenta.
Últimamente, el scam llega, gracias a la inefable traducción automática, en español. Esto tiene un número de ventajas, desde el punto de vista de la comicidad, porque a la argumentación estratosférica (o francamente delictiva) se suman los vicios de la traducción electrónica. El resultado supera, en mi humilde opinión, al más desenfadado capítulo de The Kids in the Hall.
Tengo aquí uno de los ejemplos más divertidos de los centenares de mails engañosos que me han llegado durante los últimos 15 años. Quisiera compartirlo; no sólo es hilarante, sino también revelador.
Are you talking to me?
El texto comienza con un auspicioso pero informal "Buen día", sin más. Visto que van a ofrecerme una fortuna, la verdad, uno esperaría algo menos campechano. Paciencia, ya llega.
En efecto, la formalidad ingresa como un asteroide en una cristalería en el siguiente párrafo, cuando mi benefactor se presenta: "Yo soy el señor Jackie Galope De Harlsden, el noroeste de Londres, en Inglaterra. Yo trabajo con Natwest Bank de Londres como un gestor de banca privada".
Es cierto que en inglés los pronombres son obligatorios, pero en español, no. Lo mismo que los títulos. Si sos doctor, OK, vaya y pase. O licenciado, pongamos. Pero si te presentás diciendo: "Yo soy el señor Fulano de Tal", tu interlocutor podría con toda justicia replicar: "Y yo soy el señor Qué Me Importa". Bueno, se lo perdonamos, después de todo nos escribe desde la lejana Inglaterra. Hay, sin embargo, algún problemita con su nombre. Dice llamarse Jackie Galope De Harlsden. De ser así, lo que sigue ("el noroeste de Londres") resulta incomprensible, y un pelín agramatical.
El cocoliche proviene de la nefasta combinación de una falla en la traducción automática con un error de tipeo en el texto original. Lo que nos quiere decir, el generoso Jackie, es que trabaja en la sucursal del banco NatWest en Harlesden (no Harlsden), que, efectivamente, es un área del municipio de Brent, en el noroeste de Londres. Claro que hay 10 sucursales del banco NatWest en Harlesden. Seguimos sin saber mucho, en suma.
A no preocuparse, Jackie no trabaja ni con el NatWest Bank ni con ningún otro, y con entera certeza tampoco está en Londres. Ni cerca, digamos. Detalle delicioso: el original en inglés dice Jackie Gallop. Sin discriminar, el software le tradujo también el apellido. Me encanta.
Un poco de respeto, por favor
Lo que sigue es genial. Dice: "Con el debido respeto y saludos, me dirijo a usted de mi oficina para un negocio que será de gran beneficio para lwos dos". SIC. Un error de tipeo (lwos) se le perdona a cualquiera, ¿cierto? Ahora, ¿nos propone un negocio (que, como se verá enseguida consiste en regalarnos 7 millones de libras esterlinas) "con el debido respeto y saludos"?
Muchacho, con toda franqueza, nadie se enojará demasiado si le obsequiás 7 millones de libras de forma irrespetuosa. Los saludos, bueno, no tienen nada que ver con nada, pero, ¡gracias de todas formas, y saludos por Harlesden también!
Luego de este exceso de formalidad, que contrasta con el coloquial "Buen día" del principio, el estafador nos comunica que encontró 18,5 millones de libras esterlinas en una cuenta abandonada (sí, ocurre a menudo, cómo no), y a continuación aclara la suma en letras, como corresponde. El único inconveniente es que pone "dieciocho millones quinientos mil dólares". Seguro, no nos vamos a poner muy quisquillosos, dado el monto, pero, caramba, esto es convertibilidad y no tonterías.
¿Entonces, era cierto?
A continuación viene uno de los párrafos más siniestros y sintomáticos. Nuestro magnánimo gestor de banca privada nos informa de dónde salió todo ese dinero que nadie reclama (iba siendo hora). Le pertenecía, nos dice, a uno de sus clientes extranjeros, el Dr. Erin Jacobson, que falleció, junto con toda su familia, en un accidente aéreo en Montana, Estados Unidos, el 23 de marzo de 2009.
Obvio, a estas alturas, uno no cree ni una palabra de lo que dice el sujeto. Pero no es una mentira. Es mucho peor. El accidente aéreo en Montana de verdad existió y la familia Jacobson realmente murió en esa tragedia. Este método de mezclar verdades googleables con la más deleznable mentira es típico de la ingeniería social de los piratas informáticos. Cuando uno descubre que el accidente es real tiende a pensar que toda la oferta podría ser real. Instalar esta duda es una de los principales trucos psicológicos de los estafadores.
No contento con esto, el tal Jackie sostiene que se ha pasado dos años buscando a los familiares de Erin Jacobson, sin éxito. Extraño, porque la Billings Gazette, un centenario diario de Montana, entrevistó a los parientes de las tres familias fallecidas un año después del accidente). Entre otros, el hermano de Erin Jacobson, Paul.
Otro desliz significativo: el texto dice que el accidente fue el 23 de marzo de 2009. En realidad, ocurrió el 22, sólo que, como es usual, salieron varias notas al día siguiente (es el caso de la de CNN que di arriba). Jackie y sus secuaces deberían aprender a buscar mejor en Google. La misma CNN había publicado la noticia en su sitio como una breaking news el mismo día del accidente. También tiene una explicación el dislocado final de esta frase, que destaco en negrita: "(.) pertenece a uno de nuestros clientes extranjeros, el Dr. Erin Jacobson, quien murió con toda su familia en accidente aéreo de Montana el 23 de marzo de 2009, en su camino al cielo unas vacaciones en grupo". Los Jacobson viajaban a un resort de ski cuando el avión se estrelló. Pero el texto original en inglés contiene un error ortográfico y en lugar de decir ski dice sky. El resultado es ofensivamente inadecuado.
Montañas de dinero
Fascinantes son, en cambio, los motivos por los que Jackie nos dice que vamos a recibir varios millones de libras (o dólares). "La elección de ponerse en contacto con usted se despertó de la naturaleza geográfica del lugar donde vive", asegura. Dos conclusiones: primero, Jackie sabe dónde vivimos; segundo, ciertas naturalezas geográficas atraen fortunas. Todos los días se aprende algo, mire.
Aparecen después algunas frases completamente incoherentes, resultado de que el redactor se olvidó de poner el espacio entre un punto final y la siguiente oración, lo que confundió al programa de traducción, que emitió esto, literalmente: "(.) pero nadie ha hecho that.I personalmente no han tenido éxito en la localización de los familiares durante los últimos dos años". ¡Nos queda clarísimo, Jackie!
Sólo un trámite
Ahora, a los papeles. En el siguiente párrafo nos propone transferirnos el 40% de la suma abandonada, mientras que él se quedará con el 60 por ciento. (¿Se podrá regatear? No creo.) Pero, ¿cómo lo hará? En la traducción se pierde, pero el original en inglés es prístino, dentro de su opacidad: la idea es mentirle al banco y presentarnos como parientes de los Jacobson.
No parece complicado, según la explicación que nos ofrece: "Todo lo que necesito es llenar sus nombres en los documentos y legalizar en la corte aquí para demostrar que es el beneficiario legítimo y verdadero de este fondo". Eso es justicia eficiente, ¿o no? Basta llenar unos documentos para demostrar en la corte que soy el beneficiario legítimo de 7,4 millones de libras (o dólares). ¡Una pavada!
Si esto hasta aquí era turbio ahora se ha puesto azabache. Tanto que la lógica perversa del pirata lo impulsa a componer el siguiente párrafo, el más indecoroso de todos: "Todo lo que necesitamos ahora es la honesta cooperación, confidencialidad y la confianza que nos permita ver a través de esta transacción. Les garantizo que este se ejecutará en virtud de un acuerdo legítimo que le protegerá de cualquier violación de la ley", promete.
La sobreactuación de los conceptos de confianza, cooperación y confidencialidad da vergüenza ajena; una lástima que todo ese esfuerzo se vaya al garete cuando, en la siguiente oración pasa de la segunda persona del singular a la segunda del plural. ¡Arriba ese ánimo, Jackie, es el problema de darle a tu programa de traducción dos paradigmas verbales tan diferentes!
A propósito, el traductor electrónico no comprendió el contexto y convirtió see through en ver a través. Debería haber puesto llevar a cabo. Pero bueno, detalles.Además, el líder de esta banda necesita hacer un cursito acelerado de ingeniería social: en la última oración del párrafo nos garantiza que no estaremos violando la ley. Y si no vamos a violar la ley en absoluto, ¿para qué mencionar el asunto? Además, ¿qué podría pasarnos si nos quedamos con 7,4 millones libras (o dólares) de forma ilegítima?
Llame ya
Luego da la impresión de que el software de traducción no entendió la forma de enfatizar la urgencia del asunto, y el texto parece escrito por un crío en medio de un berrinche. Dice: "Por favor, por favor me proporcione lo siguiente: como tenemos cinco días para recorrer. Esto es muy urgente, por favor." Inspira un montón de confianza, ¿cierto?
La urgencia es típica de las estafas por Internet y busca que uno no medite sobre la insólita propuesta y le brinde lo que nos pide: nombre completo, teléfono y dirección. Sí, esperá sentado.
Las pocas líneas restantes están pésimamente traducidas, pero añaden dos datos interesantes. Primero, nuestro pícaro mecenas pasó de llamarse Jackie a Jacks. Si voy a hacer negocios con alguien, en general, no digo siempre, pero en general me encanta que el sujeto al menos sepa su propio nombre.
Segundo, aporta un número de teléfono. ¡Vaya, el código de país es +44, que corresponde a Inglaterra! Quizá sea todo cierto, quizá nos estamos pasando de escépticos y por culpa de esa desconfianza injustificada vamos a perdernos una fortuna. Pero no. La ilusión se esfuma cuando descubrimos que en lugar del código de área de Londres (el 20), Jackie, es decir Jacks, usa el 70, uno de los prefijos del servicio de redirección de llamadas que se ofrece en Inglaterra y otros países.
Ni oficina tiene y anda regalando plata. Ni oficina ni cara, vamos..
Fuente: La Nación.