La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
La estupidez de Sobisch no debe ocultar la responsabilidad de Kirchner y Filmus en la crisis docente. Por Edgar Mainhard. |
Resulta dramático confundir la tragedia de la muerte de Carlos Fuentealba en Neuquén con la crisis docente que ocurre en varios distritos. Daniel Filmus tiene su responsabilidad en el asunto y también Néstor Kirchner, más allá de la irresponsabilidad de Jorge Sobisch.
Voluble hasta la desmesura, inseguro hasta la obesidad, despreciable desde aquellos días cuando lloriqueaba sobre un hombro de Hugo Anzorreguy porque Carlos Menem no lo hacía Ministro de Salud, definitivamente un personaje siniestro, Ginés González García (hasta su esbirro Leonardo Di Pietro a veces realiza comentarios negativos sobre "el Gordo"), decidió salir a escena para sobreactuar.
Porque convengamos que Ginés González García llegó a ministro y ahora candidato a legislador porteño despreciando la meritocracia. Lo suyo es la obsecuencia del poder para conseguir financiamiento a su Fundación Isalud o para su propia persona. Él no es un sanitarista de prestigio sino un político intelectualmente tosco, pero de contactos sindicales peronistas (a los 'muchachos' les fascina la mediocridad), de 'rosca política' que lo ascendió desde la bonaerense San Nicolás hacia Antonio Cafiero, luego Eduardo Duhalde y ahora Néstor Kirchner.
González García embistió contra Elisa Carrió porque ella dijo lo que opina la mayoría de los analistas políticos: que la crisis docente la provocó, en parte, Daniel Filmus, ministro de Educación de la Nación y candidato de Kirchner y Aníbal Ibarra a Jefe de Gobierno porteño.
Porque la crisis docente no puede circunscribirse al asesinato de Carlos Fuentealba. Resultaría incomprensible que los sindicatos Ctera (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) y UDA (Unión de Docentes Argentinos) cayeran en la trampa de Kirchner de reducir el conflicto a los acontecimientos ocurridos en Neuquén que terminaron con la muerte de Fuentealba.
La crisis docente tampoco se limita a Neuquén y Salta, sino que en Tierra del Fuego (fue el motivo por el que Kirchner no asistió al homenaje a los muertos en Malvinas), y en la propia Santa Cruz, de Kirchner, donde para la semana próxima están previstos 3 días de paro y ahora se le sumará otro más por el lunes, de huelga nacional docente. Y si Provincia de Buenos Aires escapó al conflicto, es coyuntural, producto de la necesidad electoral de Kirchner, para quien es estratégico que no se evidencia la quiebra financiera bonaerense, el distrito de mayor peso en el mapa electoral argentino.
Barriga peligrosa
Ginés González García acusó a Carrió de "carroñera política que quiere confundir todo y a todos para sacar rédito a partir de la trágica muerte de un docente, ocurrida ayer en Neuquén a causa de la represión policial. Ella (por Carrió) cree tener siempre la verdad absoluta y ahora dice que la muerte del profesor Fuentealba es por culpa de la Ley de Educación y la política educativa del ministro Daniel Filmus. Con esas afirmaciones, Carrió quiere desviar la discusión del tema central; no se puede reprimir salvajemente en lugar de prevenir y controlar la situación para evitar la violencia y, sobre todo, la muerte de un argentino".
¿Será que la descomunal barriga ha afectado el cerebro pequeño de González García? ¿Cómo puede él afirmar que el tema central es la represión en Neuquén? Evidentemente la salud pública argentina se encuentra en manos de un botarate.
La muerte de Carlos Fuentealba es una tragedia irreparable pero pudo ocurrir en cualquier otra provincia, inclusive en Santa Cruz.
¿O acaso González García puede ignorar que Kirchner militarizó las escuelas de Santa Cruz hace una semana? Sería suponer que la muerte de Jorge Sayago, en Las Heras, Santa Cruz, era el eje del conflicto que provocó la pueblada sobre la comisaría, cuando en verdad era un reclamo de los trabajadores petroleros buscando la reducción del Impuesto a las Ganancias que grava a la 4ta. Categoría. Y Kirchner lo sabía, por eso terminó satisfaciendo, tardíamente, el reclamo. Dicho sea de paso: nunca se supo quién mató a Sayago.
El conflicto docente ocurre por varios motivos. Por un lado, porque la estructura del salario del docente es engañosa por la cantidad de ítems que se articulan para llegar al salario de bolsillo. Entonces, trabajar sobre el salario básico no puede satisfacer a los maestros porque es una porción relativamente pequeña del salario neto o 'en mano'.
Por otra parte, la crisis salarial de los docentes se incluye en el problema general de los trabajadores estatales, resultado de la falta de ajustes desde la explosión de la crisis macroeconómica, a fines de 2001. Pese a los enormes recursos fiscales que recauda el Estado, nunca recompuso la escala salarial porque destinó esos ingresos a otras 'prioridades' (el clientelismo, la mala inversión pública, la compra de voluntades comenzando por los gobernadores).
A su vez, el conflicto salarial docente no tiene nada que ver con la crisis de la educación pública, que provoca que la Argentina tenga cada vez menos recursos humanos calificados que surgen de la enseñanza estatal, a la vez que se reduce la movilidad social y se agranda la brecha entre pobres y ricos.
Es grotesco que Filmus afirme, como gran mérito para ser candidato a Jefe de Gobierno porteño, ser autor de una legislación que no ha cambiado la realidad. Filmus (un ex comunista que cuando se desafilió al PC se hizo colaborador de Carlos Grosso, luego de Jorge Rodríguez y Susana Decibe, o sea del gobierno de Carlos Menem, antes de aterrizar en lo de otro ex PC, Aníbal Ibarra, y ahora con Kirchner) considera que hizo una gran contribución a la sociedad argentina, cuando no es cierto. Por suerte Filmus no solamente es un vendedor de ilusiones sino que es un hombre relativamente joven y vivirá los años suficientes como para cotejar cuánto hizo su pobre legislación para cambiar el escenario.
Oportunismo
Luego, Filmus, para potenciar su candidatura a Jefe de Gobierno porteño que es, en verdad, una riña doméstica del PC (porque también Jorge Telerman es un ex simpatizante del partido que lidera Patricio Echegaray), y del 'kirchnerismo' (Alberto Fernández no quiere a Telerman, quien se apoya en Carlos Zannini y Julio De Vido), no tuvo mejor idea que anunciar un ajuste salarial para los docentes, sin consultar a las provincias si lo tenían previsto en sus presupuestos, si podían pagarlo y si la Nación las asistiría al respecto.
Filmus detonó una crisis docente en Provincia de Buenos Aires que obligó a la Nación a ir al rescate para que no se entorpeciera el proselitismo de Daniel Scioli, el candidato a gobernador bonaerense de Kirchner. Alberto Fernández, jefe del Gabinete de Ministros de la Nación, fue quien alentó la idea de Filmus, y Néstor Kirchner la aprobó. Son los pasajeros de esta pesadilla.
Ahora Filmus dirá que él no tiene las manos ensangrentadas pero, ¿acaso Alberto Fernández no dice que es inteligente y honesto? La Argentina no solamente es generosa sino desmemoriada y trivial.
Entonces sí aparece en escena Jorge Sobisch, gobernador de Neuquén, traidor a la familia Sapag, ex 'menemista', denunciado por corrupto en varias ocasiones (hasta con cámara oculta de Luis Moreno Ocampo), aliado de Mauricio Macri (por más que éste ahora se afane en desmentirlo. Pero cuando Ricardo López Murphy dijo que quería ser candidato a Presidente por el PRO, el frívolo Macri le respondió que aún no había candidato y que también podía serlo Sobisch).
Sobisch es tan imbécil que batió récords en malgasto de dinero para instalarse como candidato presidencial y jamás consiguió mover el amperímetro.
Con todos los antecedentes de conflicto con los docentes que hay en Neuquén (recordar la muerte de Teresa Rodríguez, por ejemplo, quien no era una docente pero murió en un enfrentamiento entre policías y docentes), Sobisch decidió enviar a su unidad antimotines a la ruta para desalojar a los manifestantes.
Cuando se ordena una represión, el riesgo de cruzar los límites siempre existe. Por eso es importante hacerlo con personal capacitado para ello. Pero aquí aparece otra vez el gran problema de esta Argentina decadente: ¿quién tiene policías capacitados, en el cuadro de pauperización, de restricciones presupuestarias?
Por cierto que es una sociedad enferma esa que deja la seguridad en manos de aquellos a quienes no capacita lo suficiente para cumplir esa misión. Entonces, un sargento 1ro. (Darío Poblete) arrojó una granada lacrimógena que tiene la fuerza suficiente para llegar a 80 metros de distancia, contra un vehículo que estaba a 2 metros de distancia. El disparo a quemarropa mató a Carlos Fuentealba, el docente neuquino que participaba de la ocupación de espacios públicos.
Ahora resulta que Poblete fue condenado en noviembre a 2 años de prisión y 4 años de inhabilitación por apremios ilegales y vejámenes contra un detenido en la alcaidía de Zapala. Pero como esa sentencia de la Cámara Multifueros de Zapala fue apelada y no está firme, seguía en servicio. Poblete solamente fue trasladado de Zapala al grupo especial GEOP de la ciudad de Cutral Co, donde prestaba servicios al momento de la represión policial. Es evidente que así no puede encararse una política de seguridad.
El problema de fondo
Por cierto que está muy mal la permisividad existente en materia de ocupación de espacios públicos. La muerte de Fuentealba tampoco puede justificar el desorden ni la violación de la ley (y Kirchner lo sabe porque, de lo contrario, no habría militarizado las escuelas santacruceñas). Esa tolerancia fue asumida por el poder político como consecuencia de su culpa (y compensación) por la crisis de 2001; en especial luego del asesinato de Darío Santillán y Maximialiano Kosteki en la estación de Avellaneda por la Policía Bonaerense, en días de Duhalde.
Pero mientras Prefectura Naval y Policía Federal desalojaron sin problemas a los manifestantes de Gualeguaychú frente a la estación terminal de Buquebús y en Salta se dispersó sin incidentes a un sector de los docentes, en Neuquén ocurrió la tragedia. O sea que hay diferentes tácticas de represión, y en Neuquén se utilizó la más agresiva.
Por cierto que Sobisch no puede hacerse responsable de lo que hizo Poblete, pero su reacción en la conferencia de prensa del día jueves, terminó de condenarlo. La torpeza política de Sobisch no solamente se devoró el futuro de él sino que afectará las posibilidades del Movimiento Popular Neuquino.
Desde la arrogancia, Sobisch le facilitó todo a Kirchner. Porque así un González García puede afirmar que el problema de fondo es la muerte de Fuentealba y no una crisis docente que ha limitado los movimientos del propio Presidente.
Hay que recordar, además, que cuando Kirchner llegó al poder, en mayo de 2003, su acción inicial de gobierno fue entregar dinero de la Nación a la Provincia de Entre Ríos para resolver un problema docente; y luego lo repitió en San Juan. En 2007 y pese a todo el dinero que la Nación lleva recaudado, se sigue hablando de crisis docente y surgen los conflictos por doquier. Éste es el problema de fondo.
¿Acaso los docentes santacruceños bajarán la protesta porque ahora el enemigo es Sobisch? No, de ninguna manera. Por eso es delirante lo que dice Ginés González García acerca de cuál es el verdadero problema.
Otra vez: el mal llamado 'modelo exitoso' de Kirchner lleva al conflicto social, con o sin CGT (dicho sea de paso, la CGT de Hugo Moyano representa apenas al 40% de los trabajadores argentinos). Vienen tiempos muy complicados, que no pueden reducirse a un mal policía y el imperio del abuso en Neuquén.
Fuente: Urgente24