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5 de octubre de 1975: A 31 años de un sangriento ataque de Montoneros.

Por Juan Bautista Yofre.

Los acontecimientos del 5 de octubre de 1975, que se recuerdan hoy, tuvieron una relación fundamental con los famosos decretos que firmó Ítalo Luder que inició el “aniquilamiento” de la guerrilla y sus simpatizantes y apoyos en la Argentina. Juan Yofre aborda el tema en su flamante libro 'Nadie Fue', que ofreció en exclusiva la revista EDICIÓN i esta semana.

El domingo 5 de octubre de 1975, Montoneros realizó un ataque al Regimiento 29 de Infantería, en Formosa. Por primera y última vez, intentó ocupar un cuartel del Ejército. El estratega del Operativo Primicia fue Raúl Clemente Yaguer, más conocido como ‘Roque’ o ‘Mario’. Pero el que lo comandó fue ‘el Jote’ o ‘Sebastián’, Mario Lorenzo Konkurat.

La conducción de Montoneros había decidido poner de manifiesto con mayor notoriedad su enfrentamiento con las Fuerzas Armadas y obligar a la conducción política y militar argentina a aceptar que la nación se encontraba en guerra. Por otra parte, sentían la necesidad de competir por el liderazgo del terrorismo en la Argentina con el PRT-ERP.
 
La selección del objetivo a atacar se facilitó al detectar a un soldado (Luis Roberto Mayol) que estaba cumpliendo el servicio militar en el Regimiento de Infantería de Monte, en Formosa, y que se hallaba dispuesto a colaborar con la organización para el logro de su ataque.
 
Mayol, antes de Formosa, había operado en Santa Fe. Dirigió el ataque contra las oficinas de Télam.
 
La ‘sección’ de combate que realizó el ataque (de alta complejidad) se llamó Fred Mario Ernst y estuvo constituida por los pelotones ‘Carlos Tuda’ y ‘Zullema Willimer’. Montoneros confiaba que el efecto propagandístico sería importante, pero a la vez el copamiento podía permitir robar armamento.
 
Intervinieron miembros de tres regionales que usaron cinco bases de operaciones (Capital Federal, Rosario, Santa Fe, Resistencia y Formosa). Posteriormente, Montoneros dio a conocer un comunicado adjudicándose el hecho y un parte de guerra en ‘Evita Montonera’, donde sin dar nombres, relató la Operación Primicia.

En resumen, Montoneros empleó cerca de un centenar de efectivos y más de diez vehículos. En el hecho, el Ejército perdió diez soldados, un oficial (subteniente Masaferro) y un suboficial. Los terroristas perdieron 16 efectivos. El número de heridos fue mayor.
 
Sólo pudieron robar 18 fusiles FAL y un FAP de los 200 que había en la unidad.
 
Cinco de esas 16 bajas no portaban documentos y se los fichó inicialmente como NN. Días más tarde la Policía Federal identificó a todos, a pesar de que siguen figurando como ‘desaparecidos’ en la lista de la Conadep. La familia de uno de ellos (Alfredo Rubén Velásquez) cobró por el desaparecido 250.000 pesos (Ley 24.411).
 
La huida se realizó en dos aviones desde el aeropuerto El Pucú, Formosa; un ‘Cessna’ que aterrizó en una arrocera en Nueva Valencia, Corrientes, y un ‘Boeing’ 737, secuestrado a Aerolíneas Argentinas, que bajó en una pista improvisada cerca de Susana, en Rafaela, Santa Fe.
 
Raúl Clemente Yaguer, el jefe de la operación, pudo escapar. Andrés Castillo, conocido como ‘Quique’, logró salvar su vida y abandonó la organización por pedido de su familia en 1976, pero sus propios compañeros lo delataron y un grupo de la Esma lo capturó. Conducido a la Esma, luego de colaborar, fue dejado en libertad. 

‘Sebastián’ o ‘el Jote’ Mario Lorenzo Konkurat, oficial de la columna Capital, figura como desaparecido desde el 3 de diciembre de 1976.
 
Tenía en su currículo algo muy dramático para el peronismo: había participado en el Operativo Traviata, el asesinato del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci (el 25 de septiembre de 1973). Lo que más sorprendió e irritó a los atacantes del cuartel fue la fiereza que demostraron los conscriptos en la defensa de su regimiento. Siempre se pone como ejemplo al soldado Hermindo Luna quien, al pedírsele que entregue el arma, gritó: “Aquí no se rinde nadie, m...”. Varios conscriptos fueron asesinados cuando se duchaban o dormían la siesta.
 
Los decretos de Ítalo Argentino Luder: una respuesta contundente para aniquilar la subversión
 
Finalmente, el martes 7 de octubre, Ítalo Argentino Luder y Ángel Federico Robledo pudieron trasladarse, separadamente, a Ascochinga para dialogar con la Presidenta. Está claro que los contactos se realizaron, principalmente, para considerar el grave asalto de Montoneros a una guarnición militar en Formosa.

Horas más tarde el Gobierno tomaría medidas extremas. Heriberto Kahn, uno de los periodistas con mejores contactos en las Fuerzas Armadas, escribió: “... en las conducciones castrenses parece haberse llegado a una conclusión que es ya irreversible: el país –y mucho menos una nación en pie de guerra, como lo está la Argentina- no puede continuar soportando una atmósfera de incertidumbre política como la que ahora a la República”.
 
La respuesta presidencial se conoció escasas horas después, a través de una filtración: Isabel Perón volvería el lunes 13 de octubre a la Capital, para reasumir el 16 y presidir el acto del viernes 17 de octubre.
 
El 8 de octubre de 1975, el presidente (interino) Luder promovió la formación del Consejo de Defensa Nacional, como una forma de frenar la violencia terrorista. A pesar de la tibia oposición de algunos de sus ministros (como Corvalán Nanclares), se creó el consejo durante una reunión de Gabinete en la que se trató la dimensión de la cuestión subversiva.
 
Al finalizar, Luder le deslizó a un amigo: “Hay tres formas de llevar adelante la guerra antisubversiva. Una, con poca eficiencia y poco costo político; otra, mediana eficiencia y mediano costo político; y la tercera, mucha eficiencia y mucho costo político. ¿Qué decidimos? Muy simple, la tercera: alta eficiencia y alto costo político”.
 
Se dictaron los decretos 2770, 2771 y 2772 de 1975. El primer constituyó el Consejo de Seguridad Interior, encabezado por la Presidenta de la Nación, todos los ministros del Gabinete nacional y los comandantes de las Fuerzas Armadas. En su directiva ‘secreta’ Nº 1 puede leerse entre otras órdenes: “Crear una situación de inestabilidad permanente en las organizaciones subversivas que permitan restringir significativamente su libertad de acción”.
 
También: “Aniquilar los elementos constitutivos de las organizaciones subversivas a través de una presión constante sobre ellas”.
 
Una tercera instrucción decía: “Eliminar y desalentar el apoyo que personas u organizaciones de distintos tipos pueden brindar a la subversión”. Otra era muy amplia, pero no menos grave; el Gobierno constitucional ordenaba: “Orientar la opinión pública nacional e internacional a fin de que tome conciencia de que la subversión es un enemigo indigno de esta patria”.
 
El Decreto 2772 instituye “la intervención de las Fuerzas Armadas en la ejecución de operaciones militares y de seguridad y a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país”.
 
Con estos documentos se amplió territorialmente (antes sólo era para Tucumán) la misión de las Fuerzas Armadas, las que pasaban a tener la responsabilidad de la ejecución de operaciones militares y de seguridad en toda la Argentina.
 
Los decretos fueron firmados el 8 de octubre. Extraña coincidencia: era el día del cumpleaños del teniente general Juan Domingo Perón y ese día, en Madrid, una delegación judicial argentina había entrado a la residencia ‘17 de Octubre’, en Puerta de Hierro, en busca de elementos que aporten luz a la causa de los fondos reservados de la Cruzada de Solidaridad. Ese día era también el aniversario de la muerte de Ernesto ‘Ché’ Guevara en Bolivia (8 de octubre de 1967).
 
Pero es, fundamentalmente, la respuesta del Gobierno constitucional a lo que había sucedido tres días antes en Formosa.
 
Documento
 
En esas horas, la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires envió dos cables secretos al Departamento de Estado, ‘Priority’ (6713 y 6814), en los que informaba que el Gobierno había aprobado el Decreto 2722, “en el cual se le da a los militares la autoridad para tomar las acciones que sean necesarias para la lucha contra la subversión y tomar cualquier medida necesaria para exterminar (wipe out) a los subversivos”. El cable contenía dos comentarios:
 
1. “Las Fuerzas Armadas tienen ahora la autoridad que han añorado desde hace tiempo para esta lucha”.
 
2. “Después de 18 meses de indecisiones, el Consejo (GOA) finalmente se ha unificado para manejar el problema subversivo. Está claro que los eventos de Formosa fueron la causa del decreto. En Canal 11, en un programa político, el respetado periodista Bernardo Neustadt fue muy crítico con respecto a que tuvieron que ocurrir media docena de ataques a instalaciones militares en los dos últimos años para que el GOA finalmente actúe. ‘La Opinión’ se hizo eco de las críticas de Bernardo Neustadt contra el Gobierno por no haber tomado medidas contra la guerrilla con anterioridad”.

Fuente: Edición i

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