La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

20 años sin Olmedo.

Podría ser una nota más entre una cantidad infinita que rondan en el ciberespacio. Pero no lo es, porque cada vez que se acerca una fecha importante en la vida de Alberto Olmedo, da gusto recordarlo. Y es que el 5 de marzo se cumplen 20 años desde que su trágica caída de un balcón en Mar del Plata dejó en el mundillo de la comedia un camino sin terminar.

Sus múltiples personajes, sus películas, sus entrevistas, siguen inundando la Red, la pantalla chica y los medios gráficos, que reflejan la infinita improvisación y el talento incalculable de este artista argentino.

De Rosario partió, a los 18 años, este capocómico para saltar a la fama en Buenos Aires y desplegar su habilidad artística en la radio, el cine, el teatro y la televisión.

Y con su talento supo hacer reír a más de una generación con sus recordados personajes como el Capitán Piluso, Rucucu, Yéneral Gonzáles, Chiquito Reyes, el Dictador de Costa Pobre, el Manosanta, el mucamo Perkins, José Luis Borges, Rogelio Roldán y jefe de cadetes, entre otros.

Al "Negro" se lo pudo ver por última vez en pantalla el 3 de marzo de 1988 cuando se estrenó el film "Atracción peculiar". Dos días después, nos dejó sólo sus trabajos y el recuerdo de quienes vivieron alrededor de 30 años de imperdurable comicidad.

Luces y sombras de Alberto Olmedo. Por Azul Cecinini

El Capitán Piluso, Rucucu, Yéneral Gonzáles, Chiquito Reyes, el Dictador de Costa Pobre, el Manosanta, el mucamo Perkins, José Luis Borges, Rogelio Roldán, jefe de cadetes… y se podría seguir nombrando aún más personajes con los que Alberto Orlando Olmedo se convirtió en uno de los capocómicos argentinos por excelencia.

A Sabrina Olmedo el sketch que más le gustaba de su padre era el que realizaba con Javier Portales, "Álvarez y Borges" y seguramente cada uno de los seguidores y admiradores del cómico tendrá su preferido.

"Me encantaba, me moría de la risa porque eran ellos de verdad, auténticos. Se gastaban mutuamente, pero eran re-amigos.

Como Javier era una persona cercana a la familia, sabíamos que odiaba que lo tocaran y papá en ese sketch vivía manoseándolo. Cuando le veíamos la cara a Javier, nos tentábamos hasta las lágrimas.

Ese número era único porque los dos se desataban, divagaban, se iban de libreto y cuando querían retomarlo se olvidaban.

Entonces papá salía de cámara e iba hasta el apuntador para saber con qué continuar", dijo su hija en una entrevista realizada por LA NACIÓN.

El 18 de diciembre de 1986, en pleno auge de su carrera artística, Olmedo debutó con la obra "El Negro no puede". Durante el transcurso de ese verano batió el récord de público en el teatro Neptuno de Mar del Plata con más de 100.000 espectadores. Dos años después, un 5 de marzo, La Feliz se enlutó, Olmedo fallecía luego de caer de un balcón de un piso 11.

Si bien en la pantalla era puro delirio, trasgresión y humor, al apagarse las cámaras Olmedo era más bien hosco y de carácter taciturno. Valoraba mucho a sus amigos y aunque disfrutaba del afecto del público no le gustaba que lo trataran como si lo conocieran de toda la vida.

A Olmedo lo hacía grande, según las palabras del también fallecido Hugo Sofovich, quien le escribió los guiones de televisión y de cine durante 24 años, "el pueblo, el público, el carisma, la popularidad. En el momento de su muerte creo que nadie era más figura que él en el país. Estaba a la par de Maradona".

El cómico vivió el éxito y todo su abanico, pero también desde pequeño conoció la pobreza y supo imprimirle a sus personajes las duras experiencias que le dio la vida, la idiosincrasia argentina y reflejar lo absurdo. Conoció a su padre a los 40 años –cuando su carrera ya estaba en la buena senda- y pese a que éste no lo reconoció de chico, Olmedo le brindó un buen pasar hasta sus últimos días. Se casó dos veces y tuvo cinco hijos.

"Éramos tan pobres"

El 24 de agosto de 1933, Olmedo nació en Rosario en un hogar de madre soltera de un barrio pobre. Desde chico, el actor tuvo que trabajar para sobrevivir. En sus años de adolescencia hizo sus primeros pasos en un teatro rosarino y participó de una agrupación artística del Centro Asturiano. A los 21, decidió probar suerte en Buenos Aires y a través de un conocido comenzó a trabajar como switcher en Canal 7. En la fiesta de fin de año del canal, Olmedo realizó una improvisación que impresionó al interventor de la emisora, Julio Bringuer Ayala, quien le ofreció la posibilidad de trabajar como actor.

Una de sus primeras grandes oportunidades laborales llegó en 1960 con el ciclo "El capitán Piluso", en Canal 9, que duró varios años en el aire, pero en diferentes emisoras. Aunque divertía por las tarde a los niños fue el público adulto quien lo catapultó a la categoría de ídolo nacional, con todo el peso que eso implica.

El 30 de marzo del `64 ingresó en el elenco de "Operación JA JA", un ciclo de Gerardo y Hugo Sofovich para Canal 11. Fue su primer encuentro con el debutante Javier Portales, quien luego se convertiría en su pareja televisiva por excelencia.

En 1981 se estrenó en la pantalla de Canal 11 "No toca botón", programa que cautivó a los telespectadores, en el cual la dupla Olmedo- Portales funcionó a la perfección y como testimonio quedan las improvisaciones del sketch "Alvarez y Borges".

En tanto, en el ámbito cinematográfico Olmedo también hizo de las suyas. Filmó más de 45 películas. Encontró en Jorge Porcel, un colega con el cual poder desplegar su histrionismo. La dupla consiguió su primer gran éxito en 1973 con "Los caballeros de la cama redonda" de Gerardo Sofovich.

Si bien hizo cine y teatro de revista, la cuarta pared -tal como le gustaba llamar a la pantalla de televisión- fue el lugar en donde Olmedo se sintió más cómodo y en donde más podía jugar.

A diez años de su muerte, en 1998, Hugo Sofovich aseguraba: "Sí habrá cómicos que van a ser queridos o tan queridos como él por el público, pero nadie puede ocupar su lugar". Es difícil imaginar el humor de Olmedo en la Argentina actual, que sin duda habría debido renovarse, pero hubiera sido interesante conocer a su gama de personajes.

Una anécdota

En mayo del ‘76, en el primer programa del año del ciclo "El chupete", transmitido por Canal 13, comenzaron la emisión diciendo que Olmedo había "desaparecido físicamente" para minutos después decir que era una broma. El gobierno de ese momento no lo consideró así y la emisión fue levantada del aire y el capocómico debió esperar dos años para volver a la televisión.

Anécdotas detrás de las cámaras

El chivo de "Sa-voy": la idea de meter el "chivo" se les ocurrió a Olmedo y a Sofovich porque los dos eran clientes del negocio conocido por su variedad de bebidas y comestibles importados. Al cómico se le ocurrió esa forma de hacerlo en la que decía "Sa voy..." como si estuviera diciendo "Ya voy...". El motivo original: que les mandaran un cajón de vino.

Rucucu: era una palabra que había inventado para jugar con sus hijos cuando eran bebés. Un día estaban grabando la presentación del programa donde él tenía que explicar cómo iba a ser la emisión, quiénes iban a trabajar, etc. y cuando tenía que cerrar la cámara siguió encendida, se cansó de esperar que se apagara y para cortar trató a la cámara como si fuera uno de sus hijos y le dijo "rucucu".

Amigos: Olmedo bautizaba a la mayoría de los personajes que inventaba y también a los que creaba Hugo Sofovich para él. Invariablemente utilizaba los nombres de sus amigos de Rosario. Tanto le gustaban, que Chiquito Reyes terminó teniendo dos personalidades: en el 84 era un doble de riesgo al que le pasaba de todo. Y en el 86 usó el mismo nombre para ese personaje tímido engañado por su esposa Susana Romero y su mejor amigo, el Facha Martel. Algo similar ocurrió con Rogelio Roldán, otro amigo de su infancia rosarina que terminó convertido en el empleado explotado.

Coquito: Humberto Ortiz, más conocido como "Coquito" en "El Capitán Piluso", se había enfermado. No podía seguir trabajando y no tenía de qué vivir. Olmedo encontró la solución rápidamente: lo hizo figurar en los títulos y se aseguró que de esa manera iba a cobrar un sueldo por mes. El cómplice: Hugo Sofovich. La memoriosa: Sabrina Olmedo, consentida de Coquito.

Solidaridad II: cuando un actor de su entorno andaba mal de plata sabía que podía contar con Olmedo para conseguir algún papel. Lo interesante es que el cómico utilizaba el mismo sistema con otros allegados. En muchos de sus programas de televisión se puede ver haciendo bolos -participación sin palabra- a su chofer y a su secretario. Cuando le decían que "estaban cortos de guita", él los metía en el set de grabación.

El gran papel: cuando Olmedo terminó de leer "A sus plantas rendido un león", llamó por teléfono al autor, Osvaldo Soriano. Eran las tres de la mañana y al cómico se le había ocurrido que quería producir la película. Soriano contó alguna vez que "se había pensado en él para hacer al cónsul Bertoldi" del libro. Pero la idea quedó trunca.

El "Negro" Alberto Olmedo ya tiene su propio monumento en Rosario .

El broche de oro del cierre del Festival del Humor (29 de abril de 2007), fue la inauguración de una estatua de bronce con la imagen a tamaño real de Alberto Olmedo, descubierta en avenida Rivadavia y Pueyrredón, en el barrio que hoy lleva su nombre, antes llamado Pichincha. Allí, el capocómico rosarino nació y vivió su infancia hasta la juventud, para luego emigrar a Buenos Aires.

La escultura "Olmedo al bronce, un banco para compartir", lo muestra sentado en un banco de plaza, similar al que el artista utilizó en la televisión con Javier Portales, donde "el Negro" representaba a Álvarez y su compañero a Borges.

También, a un costado, hay un pequeño muro con las imágenes de sus personajes Rogelio Roldán, Capitan Piluso, General González, Rucucu y El Manosanta. El tiempo dirá si el bronce se convertirá en objeto de culto, pero ayer tuvo un buen comienzo: el propio intendente Miguel Lifschitz se sentó para la foto.

La escultura fue realizada por la artista plástica y periodista Carmita Batle, y es la primera que recuerda un gesto cotidiano de la vida del artista.

Estuvieron sus íntimos amigos Chiquito Reyes, Enrique Borla, Víctor Morjosé y Osvaldo Martínez, y se leyó una carta de Rogelio Roldán, que vive en Mar del Plata. El hijo de Borla personificó al Capitán Piluso vistiendo la gorra blanca, la remera blanca y negra y la gomera.

¿Quién no ha querido retratarse con los personajes del "Negro"?. Los primeros en hacer realidad ese anhelo fueron los obreros municipales que instalaron la obra, y aprovecharon la ocasión para sentarse en el banco y sacarse una foto con él.

De ahora en más, la gente que comparta el banco junto a Olmedo se irá a su casa con el recuerdo de su sonrisa.

Fuentes: La Nación, Clarín, Página Oficial ( http://www.olmedo.com.ar/index.php )

Informes