La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

El miedo se adueña de los gremialistas.

Por Nicolas Balinotti.

Daniel Díaz León es "Dany la Muerte". Así lo conocen todos. Fue la sombra de celebridades como Marcelo Tinelli y Susana Giménez. Protegió también las espaldas de Mick Jagger y Madonna. Ahora forma parte de la custodia de Abel Frutos, el líder del sindicato de los panaderos, incondicional de Hugo Moyano .

Frutos jura que nada lo atemoriza y que recurrió a "Dany la Muerte" a pedido de sus hijos. Como él, son cada vez más los dirigentes sindicales que se mueven con silenciosos guardaespaldas, que también sirven de chofer y de ocasionales testigos de charlas secretas. La seguridad de los sindicalistas se mezcló dramáticamente con la interna de la CGT. El judicial Julio Piumato afirmó desde un primer momento que el asalto que sufrió hace una semana en Parque Chacabuco fue una intimidación política. Tampoco dudó el legislativo Norberto Di Próspero en vincular el ataque con bombas molotov a su gremio con su cruce de vereda al antimoyanismo.

Desde que la CGT cristalizó su fractura, los dirigentes de los diferentes sectores reconocen que se avivaron las tensiones. Sólo un puñado de ellos relaciona el brote de violencia con la disputa sindical. La mayoría lo asocia con la inseguridad cotidiana, como si ésta fuera un estigma inoxidable en la Argentina.

"Hay dirigentes que siempre tuvieron su custodia personal, como [Omar] Viviani y [Hugo] Moyano. Pero desde que se dividió la CGT son muchos los que decidieron tomar mayores recaudos. El ambiente no es bueno. Hay muchas presiones", cuenta preocupada Noé Ruiz, del sindicato de modelos y una de las dos mujeres que integran el consejo directivo cegetista.

Ruiz supo estar cerca de Moyano, pero desde hace unos meses se sumó al bastión opositor, integrado por los "Gordos" (representantes de los grandes gremios), otros ex moyanistas y dirigentes de sindicatos vinculados con el Estado. A pesar de su cambio de sector, ella dice que se moviliza en taxi, por su propia cuenta, sin custodia ni chofer.

El panadero Frutos mantiene sus sospechas sobre lo que sucedió con Piumato. "Quiero creer que no tuvo nada que ver con la interna de la CGT", duda. A Frutos alguna vez se lo vinculó con un confuso episodio con la barra brava de Independiente. "Que ande con Dany no tiene nada que ver Independiente ni la interna sindical", dice, enigmático, sin dar mayores precisiones.

Después de sufrir el robo de sus teléfonos celulares, documentación y de su computadora portátil, Piumato relacionó el episodio directamente con el conflicto que mantiene la CGT y la Casa Rosada.

"Todo esto fue justo después de mucha exposición; vengo recibiendo amenazas por Twitter, de que si seguíamos jodiendo, nos iba a pasar lo mismo que a Augusto Vandor y a José Ignacio Rucci", había dicho Piumato el sábado de la semana pasada, en relación con los dos dirigentes sindicales asesinados en 1969 y 1973, respectivamente.

Di Próspero, de la Asociación del Personal Legislativo (APL), denunció el martes pasado un atentado con bombas molotov y pintadas a la sede de su gremio. "Cuando decidí abrirme de Moyano, empezaron los volantes y llamadas. A partir de esta fractura, quedaron algunos resquemores, pero no creo que volvamos a la violencia del pasado. Pero ahora esta bomba suma un acto inusitado. Esta escalada nos preocupa", enfatiza.

Di Próspero supo ser un hombre de máxima confianza de Moyano. No sólo la interna sindical lo distanció del camionero. También lo alejó el ruido que provocó el aumento del 100 por ciento de los sueldos de los legisladores nacionales. Mientras que Moyano criticó abiertamente semejante suba, el referente de APL intentó mantenerse al margen de todo para conservar su buen vínculo con el vicepresidente Amado Boudou y con el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

Otro episodio que alertó al ambiente sindical fue el reciente secuestro del hijo del dirigente de la UTA Mario Calegari. Aunque todos coincidieron en distinguir que se trató de un episodio aislado de la inseguridad cotidiana.

Tanto Moyano como sus hijos no son ajenos a esto de moverse con custodia. Cuando Hugo Moyano llega a la CGT, un auto suele abrir el tránsito como una lancha divide el curso del agua. De un segundo vehículo desciende el jefe sindical, siempre con la sombra en la nuca de alguno de su equipo de tres custodias.

A Facundo lo protege un hombre de brazos anchos y mirada de acero que no pasa inadvertido. Mientras que Pablo suele moverse con su tropa de camioneros, entre la que se distingue al boxeador Gonzalo "Patón" Basile, famoso por sus 200 tatuajes, y el "Polaco", un ex barra que supo colonizar la tribuna de Independiente.

Bajo la atenta mirada de los custodios

Dani La Muerte. Fue custodio de famosos como Susana Giménez y Marcelo Tinelli, y desde hace unas semanas trabaja para el moyanista Abel Frutos, líder del sindicato de los panaderos. Así se lo pudo ver en la última reunión en la CGT del sector que conduce Moyano. En la puerta de Azopardo 802 se podía apreciar el llamativo despliegue de vigilancia privada.

"El Patón" Basile. Boxeador, reconocido por sus 200 tatuajes (entre ellos, el de una pistola disparando), es un habitué de las movilizaciones de los camioneros. Suele vérselo cerca de Pablo Moyano, como ocurrió en esta toma del 20 de junio, durante el bloqueo a la planta de YPF en La Matanza. Aquel día Basile protegió al hijo del jefe de la CGT y trató de contener a los militantes de camioneros en las escaramuzas con la Gendarmería.

"Cacho". Es uno de los tres custodios del equipo de seguridad que tiene Hugo Moyano. A veces actúa como guardaespaldas (como en esta foto, a la izquierda del camionero) y otras como chofer de un Volkswagen Bora oscuro. Cuentan en su entorno, que a Moyano le gusta moverse con libertad sin tener a los custodios cerca. Aunque no siempre lo consigue.

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