La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Bullying, el cruel acoso entre chicos. Por Daniela Pasik. |
Un alumno hostigado, en forma repetida y durante un tiempo prolongado, por otro que actúa como líder de un grupo sin que los adultos lleguen a enterarse. Esta forma de violencia incide en el rendimiento escolar de chicos de entre 11 y 17 años, provoca ausentismo, bajas notas y hasta abandono de los estudios.
El gordito de la clase del que todos se ríen en la hora de gimnasia. La flacucha de aparatos y anteojos a la que nadie invita a los cumpleaños. Un grupo de niños señalando con el dedo a un compañero que ya no quiere volver a clase. Existen desde siempre en cada escuela de la vida real.
La traducción de bullying sería algo así como bravuconeo y es el nombre que se le da al fenómeno de acoso entre compañeros de estudios. “Es también llamado intimidación, hostigamiento, matonaje o bravuconada y, lamentablemente, se está convirtiendo en un tema acuciante de la realidad escolar en todo el mundo”, explica en un capítulo de su libro “La comunicación con los padres” el doctor Rolando Martiña, que también es miembro del equipo Programa Nacional de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de la Nación.
En diálogo con PERFIL, profundizó: “La violencia ocasional no es lo mismo que el bullying, que sucede entre pares y es similar al comportamiento mafioso. Es una subcultura de la que los adultos muchas veces ni se enteran. Lo más peligroso es que la víctima un día puede explotar, entonces va con un arma al colegio y protagoniza una tragedia como la de Carmen de Patagones”.
No hay cifras oficiales en nuestro país sobre este problema y, al respecto, desde el Ministerio de Educación porteño dicen que “el bullying es un atravesamiento de lo que pasa en la sociedad, por lo que habría que trabajar con los adultos para solucionarlo”. Guillerma Bottassi, a cargo del Programa de Asistencia Socioeducativa en las escuelas medias del Gobierno de la Ciudad, reconoce: “Por supuesto que hay situaciones de violencia entre pares”, pero agrega que “el colegio es una caja de resonancia de lo que pasa en la sociedad”.
La ley de la selva consiste en que el más fuerte se come al más débil y, más allá de cualquier buena intención, muchas veces el sistema colabora en contra.
Aurora Ayciriex, maestra de sexto grado en una escuela pública enclavada en la frontera de Lugano 1 y 2, dice: “La violencia social está en todas partes. Incluso desde el Estado para conmigo y los chicos, cuando me hacen cargo de 39 pibes en un aula y, obviamente, no llego a profundizar todo lo que quisiera con cada uno”.
El paradigma lo muestra la telenovela infantil Patito Feo: no por nada es éxito de rating. Es algo que sucede cada día, silenciosamente y sin distinguir niveles socioeconómicos. “Con el auge de la comunicación, no se sabe si es que las cosas pasan más o se saben más. Los docentes, mayormente, no están en condiciones de afrontar este tipo de problema. Les faltan herramientas de todo tipo”, sentencia Martiña.
Fuente: Perfil.