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Ataque a los cuarteles de La Tablada III. Por Nuestra Historia 70. |
Desarrollo de las operaciones.
La batalla de La Tablada se desarrolló a partir de la resistencia inicial de las tropas del Regimiento 3 de Infantería Mecanizada y del Escuadrón de Caballería Blindado 10, con el importante apoyo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que cercó el perímetro del cuartel, evitando la huída de los terroristas. En una segunda etapa participaron oficiales y suboficiales ajenos al regimiento que se presentaron voluntariamente a combatir. A posteriori concurrieron unidades orgánicas del Ejército y sólo después de 30 horas de continuos combates se logró la rendición de los terroristas.
El ataque a la guardia de prevención.
A pesar de la sorpresa, los integrantes de la guardia: un sargento primero, un cabo y un soldado, se resistieron contestando el fuego nutrido que recibían y provocándole algunas bajas a los terroristas. Al ser superados en número, potencia de fuego y habiendo agotado su munición, se dirigieron al exterior del cuartel dando aviso a las unidades policiales y militares. Así, el sector de la guardia fue copada por los terroristas.
Una vez pasada la sorpresa inicial del ataque a la guardia, los integrantes del Regimiento 3 y del Escuadrón de Caballería resistieron dentro del cuartel el progreso del ataque sorpresivo de los terroristas, lo que se desarrolló en diversos combates con variada suerte, pero evitando que los terroristas alcanzaran los objetivos que se proponían.
Luego del ataque y del análisis de la documentación secuestrada a los atacantes, y en base a uno de los comunicados emitidos por los terroristas pudo deducirse que sus objetivos eran:
Luego, hacer penetrar grupos civiles de apoyo para iniciar una marcha hacia el Congreso, incluyendo los vehículos blindados robados.
Ataque al Casino de Suboficiales.
A las 6 y 20, unos 15 terroristas irrumpieron en el Casino de Suboficiales sorprendiéndolos mientras dormían y tomando como rehenes a los suboficiales que allí se encontraban.
En la Compañía B.
A la misma hora, 6 y 20, un sargento de la Compañía observó la irrupción de los terroristas y se aprestó a defenderla armando apresuradamente a 3 soldados. A las 10 un grupo de más de 6 terroristas, algunos de los cuales lucían prendas militares al mando de Jorge M. Baños y Roberto Felicetti (quienes daban órdenes por radio portátiles) atacaron portando un lanzacohetes de 40 mm y fusiles FAL. Después de un intenso combate cayó herido el soldado Cuevas y ante la superioridad de hombres y armas se rindieron a los terroristas y fueron tomados como rehenes, recluyéndolos en el baño de la Compañía.
El combate en la jefatura del regimiento.
Encontrándose en la jefatura del regimiento su 2do jefe, mayor Fernández Cutiello informó telefónicamente a su jefe del ataque terrorista y le expresó que iba a morir defendiendo el cuartel. A partir de ese momento, encaró con gran valor personal la defensa del regimiento combatiendo durante 1 hora para impedir que los terroristas subversivos ocuparan la jefatura, hasta que cayó asesinado con un disparo en la garganta.
El combate en la Compañía A y en el Escuadrón Blindado.
Tres soldados de la Compañía “A” observaron la irrupción terrorista. Ante ello forzaron la puerta de la sala de armas, retiraron 1 ametralladora pesada MAG con 2 cajas de munición y se mantuvieron en la puerta resistiendo el ataque hasta las 9 y 30, oportunidad en que los terroristas coparon la planta baja del edificio y tomaron como rehenes a los soldados. A consecuencia de ello un soldado fue herido en la espalda, al ser utilizado como escudo humano por los asaltantes terroristas.
En el casino de oficiales y en el comedor de la tropa.
El capitán Molteni, los tenientes Sánchez y Amarante, armados sólo con pistolas, avanzaron desde el casino de oficiales hasta el comedor de tropa pese al fuego enemigo. Al llegar al Casino de suboficiales se les unió el sargento Soria, que cayó muerto alcanzado por un disparo de los terroristas desde el interior de dicho casino.
La defensa de los tanques y el polvorín.
Un grupo numeroso de terroristas subversivos marchó decididamente a apoderarse de los vehículos blindados y el polvorín, que se encontraban en la parte posterior del cuartel, chocando con la resistencia del cabo 1º Albornoz y 3 soldados. Como consecuencia del enfrentamiento murieron el Cabo 1º Albornoz y el soldado Grillo, siendo herido el soldado Perrota. Debido a esta defensa los terroristas no pudieran tomar dichas instalaciones.
Cerco policial en en el perímetro del cuartel.
La Policía de la Provincia de Buenos Aires acudió rápidamente al lugar de los hechos y luego de observar lo que ocurría e intentar entrar - lo que le provocó muertos y heridos - montó un cerco en el perímetro de la unidad para que no escaparan los terroristas. Si bien este cerco era discontinuo, dificultó las operaciones del “grupo de agitación externo” que a pesar de los combates que se sucedían, intentaba hacer penetrar gente en el cuartel de acuerdo a su plan. En este cometido perdieron la vida a manos de los terroristas el comisario inspector Emilio García García y el sargento 1ro José M. Soria, y fueron heridos 29 oficiales y suboficiales de la bonaerense, como también 4 suboficiales de la Policía Federal.
Alertados, también acudieron desde sus domicilios a la defensa de su cuartel el jefe del Regimiento atacado, teniente coronel Zamudio, y el jefe del Escuadrón Blindado 10, mayor Soloaga, así como oficiales y suboficiales que se encontraban de licencia y un pequeño grupo de jefes y oficiales de otras unidades que en forma individual y voluntaria fueron a defender el cuartel (alguno de ellos eran “carapintadas”).
Los primeros contraataques.
El mayor Soloaga y otros oficiales y suboficiales iniciaron incursiones desde el frente del cuartel a bordo de un vehículo blindado, aplastando los vehículos de los terroristas para impedir su fuga, mientras disparaban a los reductos donde éstos se encontraban parapetados.
Un teniente coronel y dos capitanes que habían acudido a colaborar con la defensa iniciaron un contraataque al Casino de Suboficiales con armas que encontraron dispersas por el cuartel. Algunos de ellos estaban de civil o con algunas prendas militares.
Momentos después el teniente coronel Zamudio se unió a los otros oficiales que resistían o habían acudido voluntariamente desde temprano al cuartel, e inició otro contraataque al Casino de Suboficiales, a resultas del cual cayó gravemente herido.
Cambio de actitud de los atacantes terroristas.
Al no prosperar en su ataque, los terroristas pasaron a reforzar puestos de defensa en distintos lugares del cuartel, utilizando para ello ametralladoras, fusiles y armas antitanques RPG2 y RPG7 (lanza cohetes chinos y rusos respectivamente, provistos por Cuba y Nicaragua) con los cuales pusieron fuera de combate a uno de los blindados que participaban en la defensa. Además adoptaron el procedimiento criminal de utilizar a los soldados rehenes como señuelos en las ventanas o como escudos humanos.
La fuga de Gorriarán Merlo.
A las 13, Gorriarán Merlo, que venía comandando la operación desde el exterior del regimiento, al ver la resistencia inicial y la llegada de otras tropas (tenía previsto la toma del cuartel no más allá de las 9 y 30.) vislumbró pocas posibilidades de éxito, suspendió la pueblada revolucionaria (la cual en los hechos había fracasado), los cortes de ruta planeados y las acciones en otras provincias, y se dio a la fuga abandonando a su tropa terrorista en la batalla.