La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Les Luthiers: Cuarenta años de hacernos bien. Por Pablo Sirvén. |
A pesar de Onganía y de la Guerra de Vietnam, 1967 fue un año luminoso para el país y para el mundo.
Los bastones largos, es cierto, ya se habían estrellado desafortunadamente sobre unas cuantas cabezas de estudiantes y profesores, pero su nefasto legado resultaba demasiado reciente como para opacar tan pronto, como sucedió luego, esa fábrica de inteligencia y materia gris que todavía era la Universidad de Buenos Aires.
Los chiquitos famélicos de Biafra, la Guerra de los Seis Días en Medio Oriente y la emboscada mortal en la selva boliviana a Ernesto Che Guevara ponían tensión en el marco internacional, pero al mismo tiempo soplaba una brisa renovadora, muy creativa y psicodélica, empujada por la banda del Sargento Pepper de Los Beatles, la aparición del movimiento hippie con aquello de "hagamos el amor y no la guerra" y el nacimiento de la revista Rolling Stone.
Acá, en Buenos Aires, Primera Plana, el Instituto Di Tella y los happenings animaban una rica movida cultural y la editorial Sudamericana descubría para el mundo entero el tesoro de un escritor colombiano: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
En ese marco de tan intenso florecimiento cultural -Julio Cortázar daba a conocer La vuelta al día en ochenta mundos, Susana Rinaldi grababa su primer disco de tango, Los Gatos alumbraban el rock nacional, emergía la Camerata Bariloche y Ediciones de la Flor y la revista Todo es historia, de Félix Luna, daban sus primeros pasos- nacieron Les Luthiers.
Pasado mañana se cumplirán 40 años exactos de cuando, tras una discusión en camarines, I Musicisti se partió en dos y Gerardo Masana acaudilló una retirada que arrastró primero a Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich y Jorge Maronna y, al poco tiempo, también a Carlos Núñez Cortés.
Dos años más tarde, ingresarían Carlos López Puccio y Ernesto Acher. Sí: durante un tiempo, Les Luthiers fueron siete, aunque la muerte de Masana, en 1973, y la partida de Acher, en 1986, los volvió el definitivo quinteto que hoy, 40 años después, siguen conformando.
Desde entonces, 7.500.000 de espectadores en quince países vieron sus 32 espectáculos nutridos, sin excepción, por un humor elegante e ingenioso, cero basura verbal y con melodías de todos los géneros escapadas de los 37 instrumentos informales conocidos hasta ahora y de esas voces cinceladas en el coro de la Facultad de Ingeniería, allá por 1959.
Desde que el 16 de agosto se inauguró la Expo Les Luthiers en el Centro Cultural Recoleta, por la que hasta el jueves habían pasado 65 mil personas, y que continuará abierta, con entrada libre y gratuita, hasta el 16 de este mes, el conjunto de humoristas músicos (o viceversa) vienen de emoción en emoción, muy merecidamente.
En un ámbito artístico un tanto degradado en lo masivo como el porteño, que Les Luthiers mantengan su norte de calidad sin ceder a facilismos o a golpes bajos es un mérito extra que la gente agradece muy especialmente en estos tiempos de ásperas y mediocres estridencias.
Mañana, a las 16, en la Legislatura, se los distinguirá como ciudadanos ilustres. Los considerandos del diputado Fernando Melillo no pueden ser más acertados. "Estos últimos 40 años -precisó- han sido más agradables acompañados por Les Luthiers."
El excelente trato que durante tanto tiempo nos han dispensado con inspiración, ostensible calidad artística y don de buena gente desde el escenario en estas semanas atraviesa la muestra del Recoleta.
Ver a sus integrantes por allí, entremezclados a toda hora con la gente o asistiendo a la mayoría de las múltiples actividades que se llevan a cabo diariamente en la carpa anexa (recitales, paneles, reportajes, presentación de libros, etcétera), que completa la muestra de la sala Cronopios, confirma que están despojados de divismo y que hacen de la cortesía una militancia activa digna de ser imitada.
¿Qué es lo que viene? Pasado mañana, la fiesta propiamente dicha de cumpleaños para amigos y conocidos en el Auditorio Buenos Aires; después, el 15, un espectáculo gratis y al aire libre, que iba a realizarse en las escalinatas de la Facultad de Derecho, pero que se decidió correr al más amplio espacio de Figueroa Alcorta y Pampa para dar mayor cabida a lo que, según se supone, será una convocatoria más que concurrida. Luego, a fines de este mes, irán una semana de gira a Córdoba y en octubre pasarán por cuatro ciudades españolas. Cerrarán el año en Mendoza, La Plata y Salta.
Habrá que esperar, eso sí, a septiembre de 2008, para disfrutar de un nuevo espectáculo que ya están escribiendo y ensayando.
¿Por qué, con tanto arrastre y prestigio, Les Luthiers, salvo como fugaces invitados, nunca desembarcaron con un programa propio en la televisión? Es que a ellos les sobra lo que la televisión actual más aborrece: elegancia, sutileza y buen gusto.
Quizá como esas primitivas tribus que no se dejaban fotografiar por temor a ser despojados de sus almas, ellos tampoco la entregan a la pequeña y, últimamente, tan tumultuosa pantalla.
En cambio, cada vez que asistimos a uno de los espectáculos de Les Luthiers, ellos toman prestadas las nuestras y nos las devuelven mejor.
Fuente: La Nación.