La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Antesala de un conflicto anunciado.

Por Laura Etcharren.

La abulia gubernamental invitó a las maras a desplazarse por el continente hasta llegar a Argentina. Del estado embrionario a la concreción de la barbarie temida. El caso Ledesma en La Matanza.

El colapso argentino.

El problema de la inseguridad en Argentina ha colapsado. Cada día, las crónicas demuestran que la sociedad argentina no podrá avanzar en el propósito de lograr el bien común. Porque los hilos del poder en nuestro país, los manejan los delincuentes vinculados al crimen organizado.

Un estado de situación que revela, a pesar de los ciudadanos, una “complicidad” con el gobierno que no hace nada. Que califica al problema de “sensación.” Desde los casos que conmocionan por su magnitud y tratamiento de los medios hasta aquellos que por carencia de recursos no han trascendido debidamente.

Los asesinatos de Maria Marta García Belsunce y Nora Dalmasso son de fuerte impacto social. Tanto es así, que los límites periodísticos no existen y todos buscan reflejar una verdad que por lo visto, es difícil de conocer. Las cuestionadas fotos de Nora Dalmasso cuando la encontraron muerta exhibidas por AMÉRICA noticias dan cuenta que la primicia está por encima de todo. Y el morbo social que espera siempre lo peor, acompaña, independientemente, que luego critique.

Inseguridad expansiva: Maras y pandillas.

Por otra parte, el Conurbano Bonaerense continúa siendo un caos. Pero la Capital Federal y el resto del país no se quedan atrás. Son lugares funcionales para que los delincuentes ejecuten su logística y organización finamente diseñada. Tanto es así, y conforme a lo que anticipó el blog el 13 de diciembre del año 2006, en Argentina, existe un estado embrionario de maras que parece haberse concretado en La Matanza.

Aunque el episodio se vincula con las pandillas de Centroamérica que generan confusión con las organizaciones del crimen organizado como las maras. Pandillas que aún no trascendieron a las organizaciones juveniles propiamente dichas, a pesar de ser la rigurosa antesala del crimen organizado.

Este estado de situación no es aleatorio. Es esperado y evidencia que el paradigma callejero centroamericano de los últimos años recibe el nombre de Maras que comenzaron como pandillas.

Existe una conservación del nombre. Grupos vinculados a los delitos comunes. Contestarios frente al orden social, se convirtieron, con el paso del tiempo, en agrupaciones dedicadas al crimen organizado. En maras propiamente dichas. Vinculadas a los ejércitos de elite. A los carteles de la droga.

Comisión de delitos mayores y altos profesionales de la violencia, el robo y los homicidios. Tanto unas como otras, ante los planes elaborados para erradicarlas, amenazan con continuar su proceso expansivo. Eso incluye, matar gente que les entorpezca el paso. Avanzar, incluso, hacia nuestro país. La problemática logró trascender el originario reclamo que los mostraba como sujetos emergentes de la exclusión social.

Ahora, los reclamos existen en el mundo de las pandillas pero no de las maras. Dado que los más ambiciosos se alejaron de las pandillas para formar parte de las agrupaciones que conducen los hilos sociales del poder en Centroamérica, los narco. Mientras las pandillas siguen resguardando los límites del barrio, las maras, han librado una guerra por el control de las fronteras. Por el monopolio del narcotráfico.Los niveles de violencia son indiscriminados.

Una vez asesinado el objetivo, los mareros, ejercen sobre el cuerpo alevosía. Lo queman, por ejemplo. De este modo, el lema con el que se puede sintetizar el fenómeno es: “Matas o Morís” o “La Mara es mi familia.” Ambos argumentos se acomodan a las pandillas o a los grupos terroristas organizados.

En el caso puntual de El Salvador –lugar de origen- se estima que existen de 30 mil a 35 mil jóvenes involucrados en las maras. Expertos en temas vinculados a violencia social entienden que los miembros de las pandillas juveniles viven en un ambiente de violencia.

Una violencia naturalizada, por lo que el empleo de la misma es entendido como correcto por ellos al momento de resolver cualquier tipo de conflicto. Es decir, conforme a sus formas de actuar, pensar y sentir, la violencia se presenta como la única salida frente a las problemáticas que puedan surgir entre las distintas pandillas, e incluso, dentro de la pandilla misma. Aunque es preciso señalar que independientemente del marco de violencia en el cual se pueda crecer, existe una predisposición a cometer actos violentos.

Lo cual, abre un espacio de debate abierto frente este fenómeno que a su vez, indica cierta heterogeneidad al interior de las mismas.

La materialización del alerta.

En Argentina por su parte, se ha creado un espacio propicio para la proliferación y creación de pandillas y también de maras.

Son variados los casos que resuenan en los últimos tiempos y que alertan a la población sobre un cambio que modifica la estructura de vida de los hombres. Los casos de Matias Bragagnolo, Axel Blumberg, María Pía Guglielmi, Cristian Schaerer y Jorge Julio López entre otros tantos que conmocionan la estabilidad social argentina, producen un alerta máxima. Argentina espera las maras.

Existe un estado potencial y hechos concretos que dan cuenta que están más cerca de lo que realmente se estima. Las decisiones del crimen no se toman en minutos y con torpeza. Son calculadas. Delimitadas en tiempo y espacio. Costos y beneficios en juego en el escenario del narcoterrorismo que nos cobija.

El que se niega pero existe. Es imponente y jactancioso. Hay una conformación de grupos que manejan códigos específicos que cuidan su lugar. De hecho, uno de los últimos datos que se ha dado a conocer y que confirmaría la existencia de maras en Argentina, es el asesinato de Nilda Eugenia Ledesma. Una chica de 22 años asesinada hace un año en La Matanza.

Según fuentes, el deceso de la misma, fue a causa de un ritual pandillero. Aquellos señalados desde que se comenzó el trabajo de investigación en el blog. El delincuente tiene directas conexiones con la Mara Salvatrucha. Su apodo es “Lagrima” Toscano de 26 años. Recordemos que las lágrimas tatuadas en el cuerpo representan la cantidad de asesinatos efectuados.

El abogado que lleva la causa ha declarado que este sujeto ha formando la primera mara en el país inspirada en la MS13. Se presenta en la vida cotidiana como un limpia vidrios. Sin embargo, su génesis, es la de un asesino que ha sido liberado, según la justicia, por falta meritos. En declaraciones al diario Perfil del domingo último, el abogado revela que el delincuente posee antecedentes penales:

“Toscano tiene antecedentes por robo en grado de tentativa y violación.” Los individuos que conformaban esta pandilla de alta peligrosidad ya no se reúnen en el descampado desde el cual, elucubraban sus acciones. En Rafael Castillo. Sobre el asesino, nada se sabe. Son todas suposiciones.

Como que ha viajado a Perú u otro lugar del continente, buscando refugio en alguna mara. Aquellas que ya están consolidadas. Que conforman el paradigma de la violencia que busca instalarse en Argentina con el nombre de Maras y que posee todas las condiciones como para lograrlo.

Todo se debe a la abulia gubernamental y a la descomposición social que se profundiza. Razón por la cual, debemos ser cuidados e indagar a fondo sobre este hecho, dado que la agrupación conformada en ese lugar, puede ser la primera célula de maras en nuestro país.

Aunque tampoco podemos descartar, la existencia de otras. La gravedad del problema de las maras fue explicada y la llamada de atención al gobierno fue realizada a su debido momento. Cuando el fenómeno todavía, podía ser evitable.

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