La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Los "Peter Malenchini" de los '70.

Hace dos años los argentinos, a partir de la emisión de una cámara oculta en un canal de TV, conocimos a Peter Malenchini. Se trata de un argentino que cuando era profesor de un colegio del Gran Buenos Aires, hace unos 30 años, abusó sexualmente en forma reiterada de varios de sus alumnos varones que, en ese entonces tenían entre 10 y 12 años. Estos, muchos años después, ya adultos, se animaron a vencer el horror y lo enfrentaron para evidenciar, con el recurso de la cámara oculta, las atrocidades que éste había cometido. Malenchini reconoció su abominable delito.

Los lectores de hoy, que no conocían el caso, se preguntarán: ¿qué pasó con el abusador confeso? La respuesta es: absolutamente nada. El pervertido ya no era imputable ante nuestra ley porque sus crímenes habían prescripto.  

Hace pocos días la jueza Cubría, con dictamen concordante del fiscal Jorge Álvarez Berlanda, les otorgó, también por prescripción, sobreseimiento a otros criminales. La lesa humanidad clase "C" en la Argentina, un país en serio, sí prescribe.  

Los terroristas montoneros Horacio Verbitsky, Laura Sofovich, Rodolfo y Patricia Walsh, Miguel Lauletta, Mario Firmenich, Norberto Habegger y Lila Victoria Pastoriza, entre otros, estaban acusados de participar, el 2 de julio de 1976, en el atentado en un comedor de la Policía Federal en el que resultaron asesinadas 24 personas y heridas más de 60. Quedaron sin persecución penal.  

Ahora bien, nadie en su sano juicio, aceptaría que Malenchini fuera nombrado Ministro de Educación. Ni tan siquiera consejero escolar. Nadie consentiría verlo en la pantalla de la televisión, ni en ningún otro medio, explicándonos como educar a nuestros hijos.

Pero resulta que los "Peter Malenchini" de los años ´70, los delincuentes terroristas, ayer proscriptos por el peronismo y hoy "prescriptos", sí nos dictan clases de democracia, ética y justicia. Por cobardía y complicidad de las clases dirigentes actuales y la imprescindible felonía de la mayoría de los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones.  

Un ejemplo, de tantos, nos puede iluminar la profundidad de la vergüenza. Tres meses atrás, el Foro de Periodismo Argentino organizó el "Congreso Nacional de Ética en el Periodismo" ¡en la Universidad Católica Argentina! y con la promoción del grupo Clarín (que en 1978 hacía negocios con los militares y hoy recibe aproximadamente 1,2 millones de pesos, por mes, en pauta publicitaria del gobierno filo "montonero").

El FOPEA invitó al terrorista marxista-guevarista del "ejército revolucionario del pueblo" Eduardo Anguita a integrar uno de los paneles, junto a la inefable Magdalena Ruiz Guiñazú, quienes, según la crónica posterior del diario, "conmovieron a su audiencia hablando sobre la sensibilidad como arma ética profunda para la cobertura eficiente de los temas relacionados con los derechos humanos".  

Anguita tiene autoridad. No sabemos si para hablar de ética y derechos humanos; pero sí de armas, porque cuando tenía 22 años e integraba el "ERP" asaltó, junto a otros "militantes sociales", el Comando de Sanidad del Ejército, en septiembre de 1973, en pleno gobierno justicialista, bajo la consigna de "derrotar a la burguesía y al ejército opresor".

Asesinaron al Teniente Coronel Duarte Ardoy e hirieron a soldados por el solo hecho de vestir el uniforme del Ejército de San Martín. El General Perón los llamó "reducido número de psicópatas" y dijo que había que "exterminarlos uno a uno para el bien de la República".

Anguita estuvo preso, como correspondía, durante los gobiernos de Lastiri, Juan Perón, Isabel Perón y el de los militares. El terrorista hoy nos da clases. ¡Cobró una suculenta indemnización, pagada por los argentinos, por haber atentado contra la democracia y la Alianza lo nombró Gerente de Canal 7! Es uno de los "Peter Malenchini" de la década del 70.  

Los ex-alumnos del colegio bonaerense adonde cometió sus atrocidades sexuales Malenchini decidieron, con valentía, propiciar la condena social del abusador que, si bien vive en algún lugar de la Argentina o el Uruguay, murió socialmente.  

El recuerdo de quienes entregaron sus vidas por la sociedad, combatiendo al terrorismo, y de aquellos que hoy injustamente padecen cárcel por haber derrotado al marxismo demencial, no nos debe dejar descansar hasta que, con valentía, la sociedad argentina propicie, Por lo menos, la condena social de los asesinos y su cómplices de ayer y de hoy. Esto hay que exigírselo a las fuerzas políticas que, ahora, van a venir a buscar nuestro voto.  

¿Justicia sin impunidad, como pide Kirchner?... Entonces... CONDENA, TAMBIÉN, PARA LOS TERRORISTAS. 

Fuente: Tomado del Editorial de la Revista B1 –Vitamina para la Memoria de la Guerra en los ´70 – Año II Nº 3 

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