La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Como la de antes.

Por Horacio Zaratiegui.

En 1939, en aguas costeras de la Isla de los Estados, el remolcador A.R.A. "Mataco" dio contra una piedra del fondo, produciéndose con el choque un rumbo (hendidura, agujero, buraco, en la jerga naval) en el casco, justo debajo de la caldera,  perdiéndose además las tres palas de una de sus dos hélices de propulsión. El accidente se produjo porque el timonel interpretó equivocadamente una orden del comandante. Este último fue relevado y poco después pasó a retiro.

A principios de los 60, un buque de Transportes Navales estaba atracando en Puerto Belgrano, cuando uno de los remolcadores tiró demasiado para su banda... e hizo que el buque se pegara bruto bollo contra el muelle. Su comandante pasó a retiro. Años después, el rompehielos A.R.A. "San Martín", entrando a Puerto Belgrano, rozó el beril (lado, costado, en la jerga naval) del canal de acceso. Su comandante pasó a retiro.

Incluso en mis tiempos de Cadete Naval, tuvimos un profesor al que la leyenda atribuía el haber tocado un banco de arena siendo comandante del glorioso A.R.A. "Belgrano". Había pasado a retiro, pero sus cualidades y conocimientos marineros no impidieron que dictara la clase de ¡Navegación! en la Escuela Naval durante más de 20 años.

¿Fueron estos oficiales culpables de los accidentes en los que se vieron involucrados? Seguramente no. ¿Eran responsables del buque que el estado nacional había puesto en sus manos para que comandaran? Definitivamente. ¿Asumieron esa responsabilidad? Decididamente sí, pagando con su propia carrera...

Todo este preámbulo se debe a las noticias de las últimas horas, que mencionan el pase a retiro de Guillermo Alejandro Nelson Tarapow, comandante del A.R.A. "Irízar", y quien diera -durante el siniestro que tuvo a su buque como protagonista- una lección de marinería que ha quedado registrada en la historia.

Aunque inentendible para la opinión pública (que sigue viendo en este Marino al héroe y ejemplo perdidos hace mucho en la cotidianeidad criolla), la historia de la Armada (la de antes...) indica que el pase a retiro del Sr. Capitán Tarapow... era de esperar. Y atento a su actitud durante todo la situación que lo mostró al mundo, no sería extraño que fuera él mismo quien pidiera pasar a esa situación de revista. Esto no lo hace "menos marino" que algunos de los que continúan sus carreras. Las pruebas de su profesionalismo están a la vista de todos, aún sin conocer los detalles que lo llevaron a tomar las decisiones y a actuar como lo hizo.

Desde el punto de vista comunicacional, sin embargo, la situación es extraña. ¿Por qué sale la noticia de su "despido", como indicaron algunas fuentes? ¿Una "operación de prensa" contra alguien en la armada K.? La rapidísima respuesta institucional indicaría el interés de los mandos navales K. de "no hacer olas" (es un caso que podría perfectamente ser de estudio en la carrera de Relaciones Públicas: el "héroe" despedido por una falta reglamentaria incomprensible para la civilidad, para la cual lo hecho por el "héroe" es digno sólo de los próceres de la historia. ¡Flor de bolonqui a resolver!!!!!).

Tanto como al matrimonio reinante y a sus corruptos ministros y secretarios, al almirante K. y a su almirantazgo les preocupa más el qué dirán que el cumplimiento de sus obligaciones. Esto da pie -y lamentable credibilidad- a la sospecha de que algo pudieron haber tramado para mandar a Tarapow a su casa, pero que "recularon" en vista de lo que dirían los diarios. De cuarta... 

La realidad es que, por más que duela y sin restar importancia al admirable comportamiento de un Sr. Comandante,  Tarapow comenzó a vislumbrar su retiro desde el momento en que ordenó abandonar el buque. Y él -lo dijimos en nuestro envío N° 338- lo sabía... lo que hace aún más loable su actitud. 

Tanto como dije respecto del "Irízar" -pese a que esa parte "se le escapó" a algún almirante que me escribió muy ofuscado-, será el tiempo el que terminará revelando la verdad. En actividad o retirado, Guillermo Alejandro Nelson Tarapow será recordado por lo que hizo en un momento determinado de la historia, y no por cómo terminó su carrera naval. 

Dijo un buen amigo: "... Navegará por siempre nuestros mares, al igual otros hombres de la Armada Argentina, en la medida que nosotros y tantos otros como nosotros, tengamos memoria de todo aquello que la Armada de la República Argentina ha hecho por esta Patria y sus habitantes. En la medida que los hombres del Arma se muevan por sus egoísmos y ambiciones personales, la Armada pasará a ser un mero trabajo por un sueldo y un falso prestigio". Y agrega, en un mensaje muy claro: "Esto no se refiere necesariamente y/o exclusivamente al retiro del Capitan Tarapow".

¡Por supuesto!, porque si para quien no vive la vida militar, el retiro de Tarapow sería inentendible, más incomprensible aún es para los que conocemos algo de la Armada (la de antes...), que los actuales mandos navales sigan en sus puestos, tantos errores y horrores han cometido vistiendo el uniforme de una Institución que supo ser pionera en muchas cosas, pero NUNCA en cobardía, y falta de honor, dignidad y camaradería. 

Que algunos de los almirante K., con llegada a De Vido (el amigo del almirante "Kike" Olmedo), ante las denuncias del Dr. Aberg Cobo -informadas en nuestro envío anterior-, le hayan requerido al corrupto ministro K. que les gestione asistencia letrada "especializada" porque no confían en sus propios oficiales auditores, da la pauta de sus características... totalmente opuestas a aquellas demostradas por el Sr. Comandante que es hoy objeto de esta "editorial". Esas características que los hombres de bien mantienen inamovibles, estén en actividad o retirados.

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